Cuando llega la segunda semana de octubre, como ocurre año tras año, se vuelve a abrir el debate "nacional"; unos parecen que temen que llegue el 12 del décimo mes, otros, en cambio, desean sacar a relucir un sentimiento que se creen propio y que lo relacionan con la derecha y su más allá. Pues bien, este año se presentaba el día de la Fiesta Nacional con las palabras calientes del líder de la oposición, Mariano Rajoy: "Mañana a aguantar el coñazo del desfile". ¿Os imagináis la que se hubiera montado si nuestro Presidente Zapatero hubiera pronunciado esas palabras? La más cruel derecha de nuestro país hubiera pedido, como mínimo, el destierro de José Luis. En cambio, pasados unos días, esas palabras en boca de Mariano, ya ni parecen haber existido; y es que su camino hacia la victoria electoral pasa por conquistar el centro, y que mejor manera que aprovechar días de euforia en la, fiel, derecha más radical, para hacerle un guiño a los españoles más moderados. Y es que para mí, las palabras de Mariano no fueron un despiste del técnico de sonido, sino el inicio del camino hacia el centro democrático donde le espera con los brazos abiertos y la idea de aterrizar en Moncloa, Ruiz Gallardón. En fin, qué miedo nos da la patria, que miedo su celebración. Parece que tenemos que huir del sentimiento de ser españoles, que eso sólo es de "fachas" y "peperos", si queremos acertar en esta vida. Parece que las elecciones las ganan aquellos que deshonren cuanto más puedan a su país, a su bandera. Y es que estamos convirtiendo un sentimiento, en un arma electoral, que no hace más que dividir; cuando patriotismo no es nada más que el afecto que se tiene a tu tierra; y si alguno dudara de la esencia de este concepto podemos contar con datos más que objetivos: no creo que durante el minuto más visto de la historia de la televisión, durante el España-Italia de la pasada Eurocopa, socialistas, comunistas, y conservadores moderados tuvieran apagada su televisión. Eso sí que fue un sentimiento común y nacional, vamos que podemos denominar como patriotismo, y no denominar como tal a la acción de ondear banderas en una plaza insultando a simpatizantes socialistas porque estos habían perdido unas elecciones, eso sí que NO es patriotismo. Y, bueno, qué decir de los militares españoles que pasan largas estancias fuera de nuestro país representando nuestros colores, ¿es qué nuestros soldados son todos de la rama conservadora? Os aseguro que no, y es que conocidos simpatizantes del PSOE, orgullosos de su labor y del país que representan, realizan labores de reconstrucción en Afganistán.
Por cierto, las sandeces las dice Rajoy y en el desfile abuchean a Zapatero, el mundo al revés.
''Y sí, yo me "tragué" el desfile.''
Un saludo.
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