Hace unos meses, Sergio Ramos y Piqué protagonizaban un enfrentamiento en una rueda de prensa simplemente porque Piqué contestaba en catalán a un periodista que le había preguntado en esta lengua romance y cooficial en el Estado Español. Ramos no lo entendía y se quejaba de una manera aburda y casi rozando el ridículo.
Días más tarde, Iker Casillas un ejemplo de persona para todo el mundo protagonizaba una portada del 'despreciable diario de ultraderecha' La Gaceta de Intereconomía. No sólo la protagonizaba sino que además se introducía en pantanosas declaraciones que para un tipo como él 'no vienen a cuento'. A esto hay que añadir el desprecio de Sergio Ramos a Puyol y Xavi en el partido de ida de la competición liguera, dos manotazos y un amago de golpeo.
Aquí tenemos dos ejemplos: Ramos y Casillas, dos titulares de la selección española que practican otro deporte alejado de balón en los pies. Pero, Gerad Piqué no se queda atrás: han sido varias las veces en las que ha señalado su incomodidad de practicar el orgullo de ser español. Y anoche colmó el vaso con su frasecita de españolitos y vuestra copita. Intolerable, lo peor que no ha sido víctima esta frase del no saber perder, sino del odio que tiene hacia lo español y nacional.
Iker Casillas, Sergio Ramos, Xavi, Puyol y Piqué, estos han sido los jugadores que he mencionado en las líneas de atrás, todos ellos titulares indiscutibles en la selección española y todos ellos enemigos en el campo, lógico, pero enemigos ideológicos que han pasado el límite de la competición y se han instaurado donde la ultraderecha del TDT Party quieren que estén, siendo iconos del nacionalismo, del centralismo o la autodeterminación de ciertas tierras.
Amigos y amigas la manipulación ideológica y el autoritarismo que está erradicando la pluralidad y la variedad está acabando con la selección española de fútbol: unos porque no soportan que españoles nacidos en Catalunya sean quienes hayan dirigido a la selección a ser la mejor de toda la historia y otros porque no soportan ser los mejores en equipos en los que les cuesta sentir los colores. Desgraciadamente, la selección de fútbol de España se rompe.
Lo peor: estamos de brazos cruzados aplaudiendo las 'bravuconerías' de unos y otros. ¡Qué lastima!